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viernes, 9 de enero de 2015

AÑO NUEVO

Empiezo el año 2015 repleta de entusiasmo, si, aunque parezca algo normal, por las expectativas que tenemos todos ante un nuevo año, pero no siempre son reales, por desgracia y más cuando la situación general del entorno en el que vivimos tampoco es que sea para tirar cohetes. Pero lo mío, lo que a mi me está pasando, de verdad que es digno de compartir con todo aquel que quiera leer, porque es algo positivo, lleno de alegría y de ilusiones que todos podemos experimentar y se que puede ayudar, tal vez, a quien se encuentre en un limbo sin real motivo.

Desde que he decidido dedicar mi vida laboral al cuidado de quien lo necesita, cierto es que aún no he tenido la gran suerte de ponerlo en marcha, pues a pesar de la búsqueda incesable de trabajo, aun no me han dado la oportunidad laboral de hacerlo. Pero a pesar de todo eso, extrañamente ha crecido en mi interior una seguridad de que lo conseguiré, impropia de las circunstancias en las que estoy envuelta o rebozada a veces, al igual que otras muchas personas en desempleo.

Ayer escuchaba en la radio que se han paralizado las ayudas de la dependencia, que en el pasado año 2014 muchos han dejado de percibir la ayuda a la que tienen derecho, también por otros medios me llega la información de que los datos, que nos da el Gobierno, sobre las cifras de paro, son irreales, pues aunque si es cierto que ha disminuido la cifra de parados, al parecer son datos estadísticos que nada tienen que ver con la realidad, pues los trabajos ocupados no tienen en muchos casos una duración de ni siquiera un mes, pero estadísticamente cuenta como un parado menos en el momento de la obtención de las cifras, aunque al día siguiente del estudio, esa y otras muchas personas se hayan quedado en el paro nuevamente.

Con estos y otros datos e informaciones que nos llegan, la verdad es que es para estar preocupado y nervioso, pero cuando lo que quieres hacer es ayudar a otros, a los que verdaderamente necesitan ayuda, es como ver una luz al final del túnel siempre, que te guía y te acompaña allá donde vayas.

Cuando conoces de cerca la dependencia y la discapacidad, tu orden de prioridades en la vida toma un sentido diferente, comienzas a valorar la importancia real de las cosas y valoras hasta el gesto más automático como puede ser el de sonarte la nariz o limpiarte con papel higiénico cuando vas al retrete. No es que hagas una fiesta, pero si que te sientes afortunado de poder hacerlo y eres consciente de tus capacidades tanto físicas como psíquicas y eso es lo que te da la fuerza enorme para visualizar, que tu eres necesario, que puedes usar tus capacidades para ayudar, sabes con certeza que hay alguien en algún punto del Universo que te necesita y al que prestarás tu ayuda integral poniendo en práctica todo lo que has aprendido y para lo que te has formado con ilusión, aunque a fecha de hoy esta profesión se encuentre en el ranking de las más defenestradas, comparándola con cualquier otra responsabilidad, no menos digna, pero si diferente.

Para todo lo que hacemos en esta vida se requiere una aptitud y una actitud, sin duda, pero tenemos que saber que, no es lo mismo insertar una manguera en el depósito de combustible de un vehículo, que regar y cuidar unas plantas o que fregar unos suelos y limpiar el polvo de una estancia, que pintar las paredes de una habitación, que colocar un enchufe, que atender adecuadamente a un cliente por teléfono, que contabilizar las facturas de gastos de una empresa, que lonchear una pechuga de pollo o bien limpiar un pescado y prepararlo para asar a la espalda, que operar un corazón enfermo, que educar a un niño de 6 años, que atender las necesidades de una persona mayor o de una persona en situación de dependencia.

Para todos y cada uno de los trabajos hay que tener una capacidad concreta, para cuidar también. Hay que valorar muchos aspectos en este trabajo, ya no solo la profesionalidad que es muy importante, aquí hay que tener unos valores humanos imprescindibles en los que la relación de ayuda sea fundamental.
Las habilidades en la comunicación y la empatía hay que fomentarlas y cultivarlas, pues cuando se trabaja con y para personas, contamos con la variabilidad individual, nadie es igual a otro, todos somos únicos y especiales, con nuestras circunstancias individuales, que hay que intentar comprender para poder entender muchas de las reacciones que se presentan y poder solventar los posibles obstáculos que surjan e intentar conseguir una solución o al menos una mejoría en algunos problemas cotidianos.

Confío en que tendré la oportunidad de hacerlo, no tardando mucho y eso representa una puerta abierta a un mundo lleno de experiencias y vivencias, siempre enriquecedoras, que escribiré para que perduren en el transcurso de mi vida como algo único e irrepetible.

Por todo esto y mucho más, tengo razones más que de sobra para mirar el nuevo año con alegría, con ganas, con fuerza y energía renovada, como nunca antes había experimentado dedicada a otro sector, porque este lo he elegido yo, porque soy consciente y me siento libre en mi vida.

Espero que quien lo lea, sienta las mismas emociones que he puesto yo al contarlo y le sirva para darse cuenta del valor tan importante que cada uno poseemos y que normalmente obviamos, involucrados en el laberinto rápido y a veces tortuoso de la fugaz vida.


Mi deseo verdadero para todos, en este precioso año 2015, buena salud, amor, calma, paciencia y mucha luz que ilumine nuestras vidas.












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