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lunes, 19 de enero de 2015

ASEO Y VESTIDO EN RESIDENCIA DE MAYORES

Si la persona a la que asistimos se encuentra en una residencia, no nos costará ningún trabajo llamar a la puerta de la habitación antes de entrar, saludar cordialmente, dándo los buenos días y avisar de que vamos a dejar entrar la luz por la ventana, descorriendo las cortinas, o bien que vamos a encender la luz de la habitación, charlando al mismo tiempo con el acompañante que suele haber, compartiendo habitación y de acuerdo a su grado de dependencia ir motivando para que se desperece y para que se prepare para el aseo, ya que será el siguiente.

Bajaremos las sujecciones, como barandillas protectoras si las hay, con mucho cuidado, sin hacer ruidos estridentes, no olvidemos que tal vez se acaba de despertar o bien acaba de coger el sueño tal vez después de una noche en vela o con trastornos del sueño, como suele pasar en las personas de edad avanzada, y seguro que nos agradece que seamos delicados, amables y comprensivos.

Teniendo en cuenta que en las residencias existe una normativa de horarios a cumplir, y que normalmente el residente no puede elegir cuándo se levanta, simplemente se procede en la rutina diaria, sin tener en cuenta sus preferencias al respecto, trataremos de hacer el momento del inicio del día de la forma más agradable posible para la persona.

Primero elegiremos la ropa que se va a poner con su ayuda si es posible, respetaremos las preferencias de la persona siempre que tenga capacidad para elegir, si la tiene mermada, daremos a elegir entre dos prendas, no más, con el fin de que no se estrese demasiado en la elección, si por el contrario la persona tiene un grado avanzado de dependencia que le impide seleccionar su ropa, intentaremos elegir la ropa adecuada teniendo en cuenta la temperatura de las estancias y que vaya conjuntado. La dejaremos prevista para vestirse una vez secada su piel e hidratada.

Según mi experiencia en residencia, siempre teniendo en cuenta las carácterísticas de cada persona, que vamos conociendo en el dia a día y con informaciones que nos facilitan nuestros compañeros, lo que normalmente se hace es que las personas que utilizan pañales, se procede a su retirada en la cama, se desnuda a la persona cubriendole con una toalla y se hace la transferencia desde la cama a la silla geriátrica.
Las sillas geriátricas, están provistas de ruedas y de una palangana portátil, por lo que se moviliza hacia el aseo que está enrasado, y regulamos la temperatura del agua mientras la persona hace su deposición, cuando tenemos el agua a punto, retiramos la palangana poniendola en el suelo, así dejamos el hueco libre para poder acceder al aseo de los genitales y la zona perianal, además como con el agua caliente se suelen estimular los esfínteres, si la persona procede a realizar la deposición en ese momento, se recogerá en la palangana que hemos puesto en en suelo a tal fin.

No olvidemos observar la deposición en caso de que se salga de la normalidad y anotar en nuestra libreta o cuaderno cómo ha sido para reflejarlo más tarde en los partes que hay que cumplimentar, lo mismo realizaremos con el control de diuresis tanto en casos específicos en los que existan colectores de orina, como en los normales, es importante controlar las excreciones, pues en ellas existen muchas pistas que nos llevan a que otros profesionales sanitarios determinen alguna enfermedad, infección etc...

Igualmente hablaremos con la persona asistida en todo momento, informando de lo que vamos a hacer, o de los que estamos haciendo, sin importarnos si la persona se expresa o no, pero no olvidemos que sentir nuestra energía y estado de ánimo, siempre lo va a hacer, la memoria sensorial emocional no se pierde, siempre tendrá sensaciones que nosotros le trasmitiremos y las fundamentales son tranquilidad, confianza, respeto y seguridad.

Lavaremos siempre desde la parte más limpia hacia la más sucia, por lo que comenzaremos mojando la piel y el cabello y enjabonando suavemente desde las manos hacia la axila, la espalda, la zona abdominal, los pies hacia los muslos y por último lavaremos las ingles, los genitales y la zona preianal, siempre desde adelante hacia atrás con el fin de evitar infecciones urinarias, pondremos especial cuidado en las personas con sonda vesical para evitar que se salga la sonda. Aclararemos perfectamente el pelo y el cuerpo y procederemos a secar con una toalla dándo pequeños toques, sin restregar para preservar la piel delicada en la mayoría de los casos.

Después continuaremos con la hidratación de todo el cuerpo hasta su completa absorción, aplicando si es necesario algún otro tratamiento específico en pliegues corporales que evite la maceración de la piel y la formación de heridas

Vestiremos la parte superior del cuerpo, recomendando la desaparición de sujetadores en mujeres que lo único que representa es una presión en hombros y espalda que ya no tiene por qué ser sufrida, sustituyendo este, por camisetas interiores de algodón que recogen sin oprimir las zonas submamarias. Aplicaremos desodorante en las axilas, crema hidratante en espalda y brazos, así como en los pies y las piernas, extremando la precaución en personas con lesiones en la piel, suavemente y con delicadeza para que ejerza la función correcta.

Calzaremos a nuestro mayor, calcetines o medias, sugiriendo y recomendando los elásticos antipresión para evitar lesiones y problemas circulatorios, pondremos la ropa interior hasta la mitad de los muslos, si el asistido apoya le ayudaremos a levantar, que se apoye en algún mueble o asidero a tal fin, y colocaremos el pañal adecuadamente en cada caso, teniendo en cuenta que los señores mojan más por la parte delantera y que las señoras tienden a mojar más la parte posterior por la ubicación de los distintos aparatos genitales.

Subiremos el resto de la ropa o pondremos la falda o vestido según corresponda, percantándonos de comprobar si las prótesis dentales están limpias y bien puestas, los audífonos funcionan correctamente, las gafas están limpias y sus complementos como pañuelos, abanicos, botellitas de agua, o lo que la persona habitue a tener consigo está todo a su alcance.

En caso de que nuestro mayor o dependiente no apoye en bipedestación, le pondremos el pañal y vestiremos su parte inferior del cuerpo, en la cama ,con movilizaciones que consisten en voltear suavemente el cuerpo de nuestro asistido para poder subir la ropa teniendo cuidado de no dejar ningún pliegue ni en el absorvente, ni en las prendas que den lugar a úlceras por presión.

Peinaremos el pelo de acuerdo con los gustos de la persona, guardando su estética personal con su aspecto habitual o con un nuevo look que siempre le favorezca y le proporcione un aspecto de limpieza y buena imagen, teniendo siempre en cuenta sus gustos al respecto.

Después, según el grado de dependencia y control postural le sentaremos en una butaca o silla de ruedas, hasta que terminemos con el aseo de su compañero de habitación.

En algunas residencias existe un residente que se vale y que realiza funciones de apoyo y de ayuda, por elección propia, sintiéndose útil y colaborador, encargándose de llevar a sus compañeros asistidos en silla de ruedas, al salón para desayunar.  Si no es así habrá seguramente algun compañero auxiliar de apoyo que se encargue de esta función, llevando a todas las personas aseadas y recien levantadas a desayunar con sus compañeros en las zonas comunes.

Esto que he descrito anteriormente es una labor habitual, por supuesto en los casos en los que existan curas por lesiones en la piel, úlceras por presión en sacro, talones etc..., dependiendo del protocolo del profesional DUE, tendremos en cuenta esta acción para proceder al aseo antes o después de acuerdo con las instrucciones recibidas, y preservando los parches protectores de heridas y lesiones, higienizando al máximo la zona para facilitar su curación en colaboración con el equipo interdisciplinar.

He dado unas pinceladas básicas y rápidas del procedimiento a seguir en una de las actividades de la vida diaria más importantes, sin entrar en que cada institución o centro residencial de mayores, tiene su propio protocolo de actuación al respecto en el que intevienen todo el equipo y en el que existe o desearíamos que así fuera, un objetivo único y común para todos, que es el de preservar la dignidad de la vida de una persona en su última fase, de manera integral y global, dando atención a todos los aspectos necesarios.

4 comentarios:

  1. Muy bien descrito, creo que mejor es imposible. Un saludo.

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    1. Gracias Rosa, me alegro que te haya gustado. Han pasado algunos años, pero aquí seguimos.

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  2. Los gerocultores de corazón lo hacemos así. 👍🏻

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