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lunes, 19 de octubre de 2015

EL ASEO ESPECÍFICIO SEGÚN LAS PARTES DEL CUERPO

Cuando realizamos el aseo o bien ayudamos a una persona a asearse, hay que tener en cuenta que existen partes fundamentales, que requieren una atención especial  y que tal vez no estén al alcance del usuario o persona atendida.

Los pliegues corporales, la higiene de los pies y las manos con sus espacios interdigitales, las ingles, los genitales, la higiene de la cavidad bucal, la higiene de los ojos, de los oídos, la del cabello, son partes en las que tenemos que poner especial atención por sus características especiales, de acumulación de suciedad y flora bacteriana, así como para la prevención de heridas e infecciones.


Los pliegues corporales más usuales se encuentran en el cuello, en las axilas, detrás de las orejas o región retroauricular, la zona submamaria, espacios interdigitales, las ingles, la parte inferior del abdomen y la región interglútea.

Cuando realizamos el aseo de estos pliegues es importante levantarlo con suavidad y observar si existen grietas o escoceduras, con el fin de trasmitir la información al médico para que ponga el adecuado tratamiento.

Usaremos agua a la temperatura adecuada, jabon neutro a ser posible con un aroma agradable que le guste a la persona asistida, y si no, sin aroma, según sus preferencias y secaremos minuciosamente las zonas, incluso si llega el caso y es necesario, protegeremos con una gasa doblada, muy habitual por ejemplo en la zona submamaria, con el fin de asegurarnos que no exista humedad en la zona que propiciará las infecciones.

Es importante saber que en estas zonas de pliegues no debemos usar crema hidratante ya que la acumulación de humedad, favorecerá la existencia de infecciones y erosiones en la piel. Extendermos muy bien por las demás zonas del cuerpo, dando un suave masaje hasta su completa absorción por la piel, evitando así que se acumule en los pliegues.

Las manos son el vehículo más ligero para microbios y bacterias, con ellas nos tocamos los ojos, la boca, y es importante que esten siempre limpias. Sobre todo lo haremos después de ir al retrete, antes y después de las comidas y en general siempre que sea necesario de acuerdo con la actividad que hayamos desarrollado.

Hay que tener especial cuidado con las uñas, que se cortarán de acuerdo con la frecuencia que cada persona requiera y siempre de forma redondeada, así evitaremos que se encarnen en los dedos cuando crezcan. Si nos enconntramos el caso de uñas gruesas y quebradizas, es recomendable antes de proceder a su corte, introducirlas en agua jabonosa templada para que se reblandezcan y así poder cortar con facilidad en la forma adecuada.

Se deben secar muy bien, sobre todo en los espacios interdigitales y si la piel se encuentra muy reseca, hidrataremos con crema, frotando una mano con otra hasta su completa absorción por la piel.

Con los pies hay que extremar la higiene con precaución, sobre todo en las personas diabéticas, teniendo en cuenta que su microcirculación sanguínea puede estar alterada y al llegar menos nutrientes y oxígeno a los tejidos, cualquier pequeño arañazo o heridita puede significar una puerta de entrada para infecciones, ulceraciones y lesiones graves.

Cuando realicemos el aseo de los pies, estaremos bien atentos y observaremos con detenimiento las posibles grietas, pequeñas heridas que puedan infectarse y llegar a ser graves lesiones de dificil curación. También nos fijaremos en la coloración de las uñas, que nos dará unos datos importantes en cuanto a la circulación sanguínea de la persona, teniendo en cuenta que el color morado (cianosis) corresponde a una falta de oxígeno en la sangre, asi como el color pálido.

En los pies activaremos el riego sanguíneo masajeando los talones con crema hidratante y cuidando una vez más de que los espacios interdigitales se encuentren secos y sin exceso o acumulación de crema hidratante.

Las uñas de los pies, crecen más lentamente que las de las manos y se deben cortar, siempre que sea posible porque las características lo permitan, de forma recta para preservar que se encarnen cuando crezcan. Si existe alguna dificultad para realizar el corte de la manera indicada, se aconseja siempre la visita de un podólogo especializado, sobre todo en las personas con diabetes ya que tienen mucho más riesgo de que aparezcan heriditas e infecciones.

Las uñas de las personas diabéticas se tienen que revisar y arreglar al menos una vez a la semana, mientras que en otras personas que no sufren esta enfermedad, se puede hacer con una frecuencia de una vez al mes, pero siempre dependerá de cada persona.

Los genitales, son las partes del cuerpo que más acumulación de flora bacteriana tienen, teniendo en cuenta que son la puerta de salida de las heces y de la orina, por lo que su limpieza será diaria con agua y jabón para evitar infecciones y siempre que sea necesaria, después de ir al retrete y en las personas incontinentes realizaremos la higiene en cada cambio de pañal.

La limpieza de estas zonas siempre se hará de la zona más limpia a la más sucia, de alante hacia atrás, siempre en dirección anal, teniendo en cuenta esta acción también en los cambios de pañal que se retirarán de la misma forma, siempre hacia la zona perianal.

Siempre que la persona a la que ayudamos tenga posibilidad de hacerlo, es conveniente que proceda al aseo de sus genitales por si mismo, en la ducha usaremos la presión adecuada del agua para su aseo y aclarado, también existen ayudas técnicas que facilitan a la persona autónoma poder realizar el aseo por su medios, como son los bidés portátiles, esponjas con mangos y empuñaduras que facilitan el acceso a determinadas zonas.

En la persona dependiente y encamada, realizaremos el aseo de los genitales poniendo a la persona en posición ginecológica, esto es decúbito supino con las piernas flexionadas y abiertas, debajo habremos puesto un empapador, para no empapar las sábanas. Tendremos a mano una palangana con agua a temperatura adecuada, esponjas desechables, de esas que están impregnadas en un jabón neutro que no precisa de aclarado , gasas estériles, antiséptico, guantes y  toalla limpia.

La vagina la limpiaremos siempre hacia la zona anal, retirando los labios mayores, dejando los labios menores al descubierto y limpiando con agua y antiséptico siempre hacia atrás, después secaremos con una gasa estéril la zona.

Los testiculos y el pene, le limpiaremos retirando el prepucio, para lavar el glande con agua y una solución antiséptica y secaremos con una gasa estéril, subiendo después el prepucio.

Después de la limpieza de los genitales, secaremos con una toalla suavemente, poniendo especial cuidado en las ingles.

La zona perianal se limpiará en último lugar y se aseará poniendo al asistido en posición decúbito lateral, limpiando con una esponja jabonosa, deshechable, hacia la espalda, secando cuidadosamente y muy bien el pliegue interglúteo.

La cavidad bucal, es una de las partes más importantes, ya que su conservación en buen estado de limpieza y desinfección, evitará otras enfermedades importantes que pueden comenzar por una infección en la boca. Se hará de forma rutinaria en el aseo diario y después de cada comida.

Nos podemos encontrar con tres perfiles de persona asistida, que son el autónomo, el que es dependiente consciente y el dependiente inconsciente. En cada uno de los casos actuaremos de forma distinta.

Al usuario autónomo, debemos supervisar la limpieza adecuada y con la frecuencia necesaria para preservar la buena salud bucal.

Con el usuario dependiente consciente, proporcionaremos todo lo necesario, vaso con agua, pasta de dientes, toalla, colutorio, cepillo de dientes, palangana o bien un lavabo y un espejo. Supervisaremos y ayudaremos en la medida necesaria al asistido, poniendo la pasta en el cepillo, dándole agua para enjuague, informando siempre de que no trague la pasta de dientes, se hará lo mismo con el colutorio de enjuague final.

Con el usuario dependiente inconsciente lo que haremos será poner a la persona en la posición adecuada que es con la cabeza ladeada si es posible, si no elevaremos el cabecero de la cama a 90º, todo ello es con el fin de evitar broncoaspiraciones por la ingesta de líquido accidentalmente. Con una torunda que haremos con unas gasas estériles, que envolveremos en nuestros dedos índice y anular o bien en un depresor lingual, como cada uno se encuentre más cómodo, las impregnaremos en colutorio sin empapar demasiado para evitar que caiga líquido en la cavidad bucal, limpiaremos el interior de la boca, las encías, el paladar y la lengua, así como las piezas dentales, para retirar cualquier resto de comida, todo con suavidad y delicadeza, secando adecuadamente y por último poniendo vaselina en los labios para mantenerlos hidratados. En los pacientes que tengan pautado oxígeno, no aplicaremos vaselina por riesgo de quemaduras.

Los  ojos,  delicados tesoros que tenemos que cuidar con la mayor delicadeza que seamos capaces. Normalmente se lavan a las personas encamadas, inconscientes, que pasan mucho tiempo con los ojos cerrados, con la consiguiente acumulación de secreciones en la conjuntiva por falta de lubricación y oxigenación de la cornea al no parpadear de forma natural, dando lugar a infecciones como la conjuntivitis. Y a todos los demás también al menos una vez al día en el aseo diario y siempre que lo precise.

Los ojos debemos de lavarlos con gasas estériles e independientes, una para cada ojo y suero fisiológico en ampollas o monodosis. Informaremos a nuestra persona cuidada de que cierre los ojos en caso de que no esté inconsciente, y aunque lo esté siempre es conveniente no perder la comunicación con ellos, informar en todo momento de lo que vamos a hacer. El movimiento que tenemos que hacer para la limpieza ocular es siempre desde el ángulo interno hacia el exterior, arrastrando así cualquier bacteria acumulada. Se hará sin presionar demasiado el globo ocular.

Secaremos bien los pliegues palpebrales con el fin de evitar la aparición de hongos. Si es necesario se pondrá vaselina o cualquier otra solución oftálmica para preservar la hidratación óptima en los párpados superiores y pestañas, siempre que no esté contraindicado por indicios infecciosos. Cuidado también en las personas que tienen prescrita la oxigenoterapia, ya que el oxígeno en un comburente y puede quemar la piel si está en contacto con aceites y vaselinas.

Los oídos, hay que limpiarlos con suero salino y evitando introducir cualquier herramienta o palito, simplemente se introducen unas gotitas de suero, dejamos actuar y después de unos minutos se seca con una gasa. El pabellón auricular, se limpiará con una gasita humedecida en suero o bien en agua jabonosa de dentro hacia afuera, secando después debidamente.

El cabello, tener el cabello limpio es fundamental, tanto estéticamente, ya que el usuario se encontrará mejor con el cabello limpio y cepillado o peinado, además de evitar infecciones del cuero cabelludo, que existen y por supuesto el olor, todos sabemos que el pelo sucio huele mal.

Al menos una vez a la semana hay que animar al usuario o persona cuidada a que lave su pelo, lo seque y lo cepille adecuadamente.

En el paciente o usuario encamado, procederemos con los utensilios necesarios para proporcionar un aseo del cabello adecuado. Hule impermeable para poner debajo de la cabeza y hombros, palangana o barreño, jarra, champú suave, toalla, peine y secador. Es muy importante secar el cabello de nuestro usuario encamado para evitar que permanezca con la cabeza humedecida, ya que esto puedo conllevar pérdida de temperatura y enfriamientos, además de lo incómodo que resulta.
Se pondrá al usuario en decúbito supino, se le llevará hacia el cabecero de la cama, quedando la cabeza fuera de ésta, mojaremos el cabello con agua tibia, enjabonaremos dando un masaje suave y aclararemos el pelo ayudándonos de la jarra y la palangana o barreño. La operación se puede repetir si se considera, después envolveremos en una toalla durante unos minutos para que absorba la humedad y cepillaremos para desenredar, secando con un secador eléctrico.

Existen ayudas técnicas para el lavado del cabello en encamados, como bandejas, lavacabezas portátiles hinchables etc... que pueden facilitar esta labor.

Intentaremos recomendar un cabello con un largo adecuado, según la situación, con el fin de hacer más fácil la higiene.


Espero que os sirva de guía para el cuidado de vuestros mayores y personas dependientes.















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